Alopecia por estrés o nerviosa… ¿quién no la ha sufrido alguna vez? Vivimos en una sociedad muy acelerada en la que es fácil acabar desbordado. El trabajo, la familia, la dieta, los compromisos sociales o ese “amiguito” que nos lleva acompañando desde que debutó en China en 2019. 

Existen muchas causas para la caída del pelo. Pero sin duda llevar una vida estresante es una de las que está a la orden del día. La pregunta es: ¿hay solución? O mejor aún, ¿se puede evitar? Para ambas la respuesta es un sí rotundo.

Síntomas de alopecia por estrés

Si bien se puede confundir con otros tipos de calvicie, se dan ciertos síntomas en la alopecia nerviosa que nos permiten identificarla rápido:

  • Pérdida de cabello brusca. Es lo más característico. Se observa de forma muy clara por los manojos de pelo que se desprenden sobre la almohada, el peine o la ducha. Incluso es habitual que se queden mechones en la mano al rascarse la cabeza.
  • Exceso de caspa, picores y enrojecimiento por la mayor descamación del cuero cabelludo. A veces se relaciona con una dermatitis seborreica.
  • Pelo graso. Es más extraño que suceda.

Este cuadro aumenta los nervios y la preocupación en quien lo padece, lo que intensifica aún más el problema. Es como la pescadilla que se muerde la cola.

De hecho, hay personas que desarrollan un trastorno mental que les conduce a tirarse y arrancarse el cabello de manera compulsiva. Es lo que se conoce como tricotilomanía.

Por otra parte, la alopecia por estrés suele estar asociada con el efluvio telogénico y los brotes de alopecia areata. También acentúa la caída de pelo en la alopecia androgénica.

Tenemos al culpable: el cortisol

Son múltiples los factores que pueden estresarnos: demasiado trabajo, presión laboral, regímenes alimentarios estrictos, fiebre alta… Y la consecuencia siempre es la misma.

Aumenta el cortisol en el organismo. No por nada se la denomina literalmente la hormona del estrés.

En cantidades normales, esta molécula cumple la función de activar el cuerpo y prepararlo para lidiar contra un estímulo amenazante.

Sin embargo, cuando está en concentraciones exageradas por una situación de estrés crónico aparecen toda clase de signos y síntomas.

A nivel capilar se dificulta la llegada de sangre al cuero cabelludo. Esto afecta directamente a las fases del crecimiento del pelo, provocando esa pérdida repentina.

¿Cuánto dura la alopecia por estrés?

La duración y el grado de calvicie que se alcanzan en la caída de pelo por estrés dependen del cuadro de ansiedad que se esté viviendo. 

En líneas generales es un proceso que cura y revierte por sí solo, aunque hay ocasiones concretas en las que puede cronificar. 

Si está ligado a un efluvio telógeno la recuperación tarda unos 6 meses desde que se elimina el estresor desencadenante. 

Si subyace una alopecia areata puede prolongarse hasta 1 año.

¿Cómo evitar la alopecia por estrés?

Desestrésate

Prevenir la alopecia nerviosa pasa irremediablemente por reducir los niveles de estrés. Pensarás que esto es más fácil decirlo que hacerlo, más teniendo en cuenta la situación actual. 

Y tienes razón. Pero sigue siendo la mejor y más importante forma de evitarlo.

  • Identifica todo lo que te estresa e intenta eliminarlo o disminuirlo.
  • Practica ejercicio físico con frecuencia sin convertirlo en una obsesión.
  • Escápate a la naturaleza al menos un día a la semana.
  • Prueba actividades relajantes como el yoga, el pilates, la meditación o el mindfulness.
  • Descansa adecuadamente. Procura dormir las horas suficientes y que sean de calidad.
  • Prioriza tus tareas. Muchas veces el problema no es la falta de tiempo, sino que no somos capaces de enfocarnos en lo que tenemos delante.
  • Saca un momento para tus aficiones y tu círculo social más cercano.
  • Rodéate de un ambiente positivo y trata de serlo tú mismo.
  • Mantén una actividad sexual saludable.
  • Consulta con un psicólogo para realizar psicoterapia y que te enseñe a gestionar tus estresores.

Cuida tu salud capilar

El estado del cabello viene influido por todo tipo de condicionantes sobre los que puedes poner atención para combatir la alopecia por estrés:

  • Sigue una dieta sana que incluya alimentos contra la pérdida de pelo. Las fuentes proteicas de alta densidad nutricional como la carne y el pescado son imprescindibles.
  • Abandona el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas.
  • No te expongas en exceso al sol, especialmente en los meses calurosos.
  • Evita el uso desmesurado de productos químicos como lacas y gominas.
  • Elige peines adecuados que no dañen tu melena. Si tienen separaciones anchas entre sus cerdas, mejor.
  • Reduce la utilización de gorros y sombreros. Impiden la correcta oxigenación del cabello y propician su caída.
  • No abuses de los secadores y planchas, ya que resecan el pelo enormemente.

¿Existe un tratamiento eficaz?

Como ocurre con la prevención, el remedio más eficaz contra la caída del cabello por estrés es eliminar la causa que la ha provocado.

No obstante, hay ocasiones en las que ese origen no es identificable o es difícilmente eliminable. Si además la pérdida es muy exagerada o está relacionada con un trastorno más grave, se vuelve necesario poner un tratamiento que la frene.

Actualmente contamos con un repertorio terapéutico que incluye alternativas como:

  • Fármacos antialopécicos por vía oral o tópica: Finasteride, Dutasteride y Minoxidil. Favorecen el desarrollo del pelo y evitan su desprendimiento.
  • Mesoterapia capilar. Se infiltran vitaminas o Dutasteride en el cuero cabelludo para nutrir o tratar respectivamente el folículo piloso y potenciar su crecimiento.
  • Plasma rico en plaquetas. Estimula los cabellos débiles que están a punto de desprenderse y les da grosor y pigmentación.

Cuando la caída es irreversible, lo más aconsejable es el injerto capilar con técnica FUE. Es la única solución a día de hoy que permite que el pelo vuelva a crecer con resultados definitivos.
En cualquier caso, si te preocupa estar sufriendo alopecia por estrés, contacta con un especialista. Es quien te va a recomendar la opción más adecuada para ti. ¡Pon remedio cuanto antes y no dejes que vaya a más!

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